Fuas CONTRA carolinos. La lucha por el control de la UAP

FUAs y Carolinos: la lucha por el control de la UAP

Oscar Ernesto Hernández López

La reciente firma de la Carta de Madrid por senadores del PAN, evidencia el resurgimiento de la ultraderecha en la vida pública de México, este hecho me recuerda la lucha que hace 60 años se dio al interior de la Universidad Autónoma de Puebla entre dos grupos radicales: Carolinos de izquierda y FUAs de derecha. Ramón Beltrán fue un protagonista de los principales acontecimientos de esos años, era estudiante y su postura ideológica era totalmente de izquierda.

El salón es muy ruidoso, hay varias pantallas en las que se observa un partido de futbol, no se escucha la narración del encuentro. La mesa cuadrada es pequeña, a causa de la pandemia solamente hay cinco en esta área del restaurante El Chiringuito. Ramón es Médico, está jubilado, le gusta tomar cerveza y comer carne, se sienta cerca de mí y ordena una arrachera con papas y una Victoria.

 ¿Cómo se inicia el conflicto al interior de la UAP entre FUAs y Carolinos? ―Voy directo al grano. Ramón, mostrando sorpresa, me responde: ¡Qué buena pregunta! ¡Nunca me la habían planteado! Te voy a dar mí versión, la razón por la que yo tomé partido por la izquierda. En 1961 tenía 18 años. Mi familia es del norte, anti-yanqui. Mi madre estudió en un colegio del Verbo Encarnado, pero odiaba a las monjas, no sé qué le hicieron. Cuando tengo 14 años, la Unión Soviética manda al espacio el primer Sputnik, luego a Gagarin,  después a la perra Laika. Mi papá, que tenía la primera tienda de animales de Puebla, saca una esquela en El Sol que dice “murió entre polvo de estrellas y fulgor de soles, el perro al servicio del hombre hasta en la era espacial” y yo chamaco digo: “pinches soviéticos están cabrones”.

Eran los años en los que la Guerra Fría estuvo a punto de calentarse con el uso de las armas nucleares, Fidel Castro y el Che Guevara habían tomado el poder en Cuba, y Manuel Prado promovió su expulsión de la OEA. López  Mateos mantenía buenas relaciones con Estados Unidos, recibió a Prado en su calidad de Presidente de Perú. Para protestar, pintarrajeamos todo Puebla con chapopote ―Beltrán sonríe al recordar sus fechorías. Fue mi primer ingreso a la cárcel. Fausto M. Ortega era el presidente municipal, Prado fue declarado huésped distinguido. Le organizaron una comida en el Hotel Lastra, en un momento dado, se levantan Manuel Prado y Fausto Ortega y éste dice: "Brindemos por Cuba y por México, perdón por México y por Perú". Obvio, no salió en los periódicos. Esta es una primicia que te comparto. Ramón suelta una carcajada y da un largo trago a su cerveza.

En 1956 se declara la autonomía universitaria y el consejo de honor, participan las Juventudes Liberales Poblanas, masones, queda como rector el jefe de los Caballeros de Colón en Puebla, Manuel Santillana o sea, la ultra derecha. En 1961 hay una manifestación de 30 estudiantes frente al ayuntamiento, es por Bahía de Cochinos. Súbitamente llegan unos Garita Panteón  llenos de FUAs dirigidos por Manuel Díaz Cid, es el Frente Universitario Anticomunista, van armados con garrotes, y les rompen la madre. Los madreados corren al Carolino, claman por venganza… y nos vamos hacia el Benavente. Al frente camina un exalumno de ese colegio que se apellidaba Sánchez de Ovando, le decían La Madre, era bueno para los madrazos, con él, Enrique Cabrera, Rafael Cañedo y yo. A madrear FUAs. Resulta que días antes, en la Sociedad Mutualista de Dependientes, la familia Sánchez de Ovando presentó un Museo de Cera y los  FUAs lo destruyen todo, por eso "La Madre" se encabronó.

El apodo de “La Madre” me suena, quise corroborar la información que me proporcionó Ramón, días después busqué en un anuario del Oriente, el de 1958, ahí aparece Sánchez de Ovando, es exalumno del Oriente.

Ramón cuenta que al llegar al Benavente se encontraron con el General Ramón Rodríguez Familiar con soldados, Enrique Cabrera habló con él y consiguió 5 minutos de permiso para apedrear el Colegio. Luego vamos al  Oriente ―continúa Beltrán. Ahí estaba el Mayor Flores Narro con 9 soldados  atravesados en la calle y les ordena: “pelotón: presenten armas”… se nos bajó el coraje. Al otro día aparece en La Voz de Puebla el encabezado más estúpido que te puedas imaginar: "Dilapidaron el Benavente".  Ramón me muestra la fotografía de La Voz de Puebla del 26 de abril de 1961 con ese ridículo titular.

El arzobispo de Puebla de esos años, Octaviano Márquez y Toriz era un enemigo acérrimo del comunismo, apoyaba a las escuelas católicas para que desde sus preparatorias nutrieran las filas del FUA. El Padre Figueroa, rector del Instituto Oriente fue uno de los promotores de este movimiento católico de ultraderecha y, aunque este colegio rivalizaba con el Benavente, coincidían en ser propiedad del clero, el Oriente de jesuitas y el Benavente lasallista. En estos colegios el proselitismo no era abierto, elegían con cuidado a los muchachos que, según sus familias y sus inclinaciones, eran candidatos a ser reclutados.

Roberto acababa de encender la chimenea de la cabaña que rentamos en el albergue La Malinzi la tarde anterior al ascenso a la cumbre, yo acababa de preparar un aromático café de grano y había colocado en la mesa galletas, chocolates y otros bocadillos, la tarde era fría y húmeda, ideal para charlar. Yo estudiaba el primer año de preparatoria ―comenta Roberto. Tenía un grupo de amigos con los que jugaba o estudiaba por las tardes, siempre andábamos juntos, la casa de Chemanel estaba de camino a la mía, saliendo del Colegio él se quedaba en la 5 poniente y yo seguía a mi casa, yo en bicicleta y él a pie. Un buen día me dice Chemanel: “Hoy no me voy a ir contigo como siempre, tengo algo que hacer”.  Vi que se subió al autobús pistache que iba para La Paz, me dio curiosidad: ― “¿A dónde irá?” me pregunté, y decidí seguirlo. Vi que entró en la casa de Pedro de Velasco, me extrañó, pues no se llevaba con él, al rato llegaron otros compañeros, pero ninguno era de mi círculo más cercano. Al día siguiente le pregunto: “¿Qué tal estuvo la fiestecita en casa de Pedro?”. Al sentirse descubierto, por consejo de sus superiores, no le quedó más remedio que invitarme a unirme a ellos.

Esta organización pre universitaria de ultraderecha afín al FUA se llamaba Liga Universitaria Reestructuradora, estaba organizada en núcleos, iban creciendo, al llegar a diez miembros y se dividía en dos núcleos, así se lograba que los de un núcleo no conocieran a los demás excepto a los que habían sido sus compañeros. Al ingresar, en medio de un ritual iluminado por una vela y con una bandera con la “L” azul simulando una cruz y fondo blanco, al nuevo integrante le asignaban un nombre con el que sería reconocido en todo momento al interior de la organización.

A mí me pusieron Juan de la Llave, y a mi mejor amigo, el Viejo Andrade no sé cómo pero se lo cambió por Paco Camino, aquel famoso torero. Nos llevaban a la casa de ejercicios espirituales de Cholula ―recuerda Roberto ―para lavarnos el cerebro, y como decíamos que íbamos a rezar, los papás no cuestionaban. El jefe de mi núcleo era Guillermo Cobos, él se encargaba de darme todas las instrucciones. En esos retiros nos enseñaban defensa personal, técnicas y tácticas de pelea, de sabotaje, de espionaje… era fascismo puro. Cuando llegamos a la universidad ya sabíamos en qué consistía nuestra misión, a quienes teníamos que espiar, etc. Pero ya dentro del FUA. Al viejo y a mí nos comisionaron para sabotear el desfile del 5 de Mayo, empujábamos a la gente, le mentábamos la madre a los policías y que nos meten a la cárcel; nadie nos visitó, nadie nos ayudó, total que los dos abandonamos el FUA. La pugna entre los dos bandos se extendió por diez años, golpizas, balazos, varios muertos, huelgas, etc. Las dos facciones no cabían en la misma institución.

Saboreando un sabroso café expreso en el Italian de la 31 poniente, escucho a Yolanda López la forma en la que nació la UPAEP. Yo estudié la prepa en el Americano, y me chocaba que llegaran los Carolinos a pintarrajear y a apedrear el Colegio, aunque yo no simpatizaba con los FUAs ―Comenta Yolanda. El odio a esta escuela era por ser propiedad de Jenkins, representante del imperialismo yanqui. Me inscribí en arquitectura en la UAP. Era 1972, estábamos reunidos los “pelones” cuando de pronto se escuchan balazos, me subí al coche con Pepín Argüelles y huimos. Fue él quien me habló del movimiento FUA y que se iban a crear una nueva universidad. Rentaron casas y el Rancho la Noria y ahí comenzamos aún sin reconocimiento oficial―continúa Yolanda. Nos informaron que estaba en marcha el proyecto de la nueva universidad, aún sin nombre, recorrimos la ciudad pidiendo ayuda, un foco, una escoba, cualquier cosa era bueno. Se inauguró el 7 de mayo de 1973, el periódico El Sol de Puebla publicó: “Abre sus puertas la nueva universidad poblana”.

Para presionar al gobierno en el otorgamiento del reconocimiento oficial, los estudiantes de esa casa de estudios se metieron al Palacio de Gobierno, tomaban clases en el patio y en las escaleras. Con el apoyo del Arzobispo y de la cúpula empresarial, la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla logró la autorización oficial para ofrecer educación superior a la ciudadanía con capacidad de pago.

 

 


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