Operación Máscara
Un cuento de Oscar Hernández
López
I
Amanecimos
con una tremenda noticia, estábamos en guerra. Era la mañana del 1 de enero de 1994
y todo el país estaba convulsionado, los medios de comunicación daban a conocer
la primera declaración de la selva lacandona, los periódicos se agotaban, las
televisoras veían sus ratings incrementados de manera espectacular, por
donde quiera se anunciaba lo que el hasta entonces desconocido Ejército
Zapatista de Liberación Nacional había comunicado esa madrugada al pueblo de
México:
¡HOY DECIMOS BASTA!
Al pueblo de México
Hermanos mexicanos:
Somos producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar nuestra Constitución y expulsar al Imperio Francés de nuestro suelo, después la dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de las leyes de Reforma y el pueblo se rebeló formando sus propios líderes, surgieron Villa y Zapata, hombres pobres como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos.
Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA! …
… PUEBLO DE MÉXICO: Nosotros, hombres y mujeres íntegros y libres, estamos conscientes de que la guerra que declaramos es una medida última pero justa. Los dictadores están aplicando una guerra genocida no declarada contra nuestros pueblos desde hace muchos años, por lo que pedimos tu participación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.
Declaramos que no dejaremos de pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo formando un gobierno de nuestro país libre y democrático.
INTÉGRATE A LA FUERZAS INSURGENTES DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL
Comandancia General del EZLN
Año de 1993
La noticia
del levantamiento armado, había aparentemente tomado por sorpresa al presidente
de la república y a su gabinete que esa noche celebraban no solamente el año
nuevo, también celebraban la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio
para América del Norte.
En cuanto supe la noticia corrí a despertarla, había pasado el año
nuevo con nosotros y había estado callada y pensativa,
recordaba que hacía menos de dos años J’Xel había sido arrestado junto con más de 100 de sus compas en Palenque, por eso
no vino a celebrarle su misa de cumpleaños como lo hacía cada año desde que se ordenó sacerdote allá en la selva.
Estuvo varios días en la cárcel, hasta
que los del Centro Pro lo sacaron con intermediación del Tatic[1] Samuel Ruiz.
Mamá había sufrido mucho en esos días, primero por la detención y el encierro. Lo
supimos por casualidad. Kakama, otro de mis hermanos al que
así le pusieron de apodo en la escuela de medicina, se detuvo en un puesto de periódicos y un encabezado llamó
su atención porque daba a conocer un plantón de campesinos en Palenque que
había sido disuelto por la fuerza pública cuyo cabecilla era un sacerdote jesuita
que había sido encarcelado junto
con los campesinos.
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Aunque el apellido
aparecía equivocado,
el nombre coincidía, el sacerdote Jerónimo no sé qué. Luego mi mamá siguió angustiada cuando se llevó a cabo la larga caminata que la organización
Xi-Nich, de la que J´Xel era líder, hizo de Palenque a México, y J’Xel de
necio, si no liberan a los compas, no nos detendremos hasta llegar a la mismísima capital. Fernando Gutiérrez Barrios como
secretario de gobernación enviaba delegado tras delegado para negociar el
regreso a las comunidades, pero sin la liberación de los compas, no habría acuerdo. Lástima que la atención nacional
se desvió a Guadalajara por la explosión que tantos muertos provocó. Fue aquella vez que se reventó el
drenaje, explotó por la gasolina derramada en los desagües, la cortina de humo
de esa tragedia en algo ayudó al gobierno, los presos de Chiapas fueron liberados poco a poco, como lo acostumbra
cada vez que hay un buen número de presos políticos, pero los problemas
de raíz no se resolvieron.
Esa mañana del 1 de enero mi mamá estaba muy preocupada por dos de sus
hijos, uno metido en la selva, con su acción pastoral que
ya le había costado varios encarcelamientos y muchas amenazas, y el otro, médico militar, general brigadier de paracaidistas
asignado hacía poco al hospital del
estado mayor presidencial.
―¿Cómo llegué a tener un hijo en cada bando? ―se preguntaba y no pudo contener las lágrimas, lloraba por la
impotencia y la incertidumbre.
Me acerqué a ella y la abracé.
―No te preocupes madre, Mariano
no irá al combate, él tiene que cuidar al presidente, ―le dije para calmarla tratando de consolarla.
―¿Y Pablo? ¡Él sí está en la guerra, capaz que le toca bombardear a tu hermano! ―me respondió
angustiada, ―¡está allá en Chiapas, en la base aérea militar, si se lo ordenan,
tiene que obedecer! ―agregó llorando.
―Háblale a Mela, como su esposa ha de saber cómo están las cosas por
allá, tu hermana algo te puede decir, ya sabes que le encanta pasar la masa[2], como dicen ustedes, es muy masera- insistía mi mamá, ―y se secó
las lágrimas que derramaba en abundancia.
―¡Ay madre
mía, cuídalos por favor! ―rezaba por sus hijos con mucha devoción.
La abracé más fuerte, me parecía increíble lo que estaba pasando. Apenas
el día 17 de diciembre habíamos estado juntos en la comida
de la generación 73 del colegio. Luego de haber saboreado las clásicas chalupas y un mole con arroz acompañado
de unas cuantas cubas, llegó un momento en el que el Flaco, como líder del comité organizador, pidió la atención de la
concurrencia.
―¡A ver cabrones, cállense que
vamos a brindar por nuestro vigésimo aniversario de ex IMOs! ―exclamó parándose encima de una silla.
―¡Que todo
mundo tenga su copa lista, que nadie se haga pendejo!
Echó un vistazo para asegurarse de que a nadie le faltara vino.
―¡Los curitas también, copa llena, no se
hagan güeyes! ―y esperó unos segundos.
―¡Ándale Fóforo o J’Xel!, ¿cómo quieres que te diga?
J’Xel se encogió de hombros como diciendo,
dime como quieras.
¡Salud!, ¡salud!... cada quién chocó su vaso con quienes tenía cerca,
¡salud! ¡salud! Abrazos, felicitaciones por la próxima navidad y año
nuevo, de pronto el Pelos gritó:
―¡Que
hablen los curas!
Y el Pato,
ya medio pedo completó:
―¡O por lo menos que nos den la bendición!
―Jajajaja ―retumbaron las risas en ese espacioso salón de Agua Azul.
―¡Sí! ¡si!
¡que hablen los curas! ―apoyó la
concurrencia.
El Fóforo
no quiso hablar, de plano nos mandó al carajo, pero la Chayota se subió a una
mesa que de milagro aguantó sus más de 130
kilos y moviendo las manos en señal de pedir silencio y con la sonrisa que lo caracterizaba se dirigió a la perrada, como
nos dijera el Capitán León cuando fuimos sus alumnos. El Capi fue nuestro
ilustre profesor de matemáticas y física al que muchos estimábamos y otros odiaban, claro, los huevones que siempre andaban
nadando en materias fecales, otra clásica expresión del Capi que
significaba los reprobados. Afortunadamente yo era de “los sabios” según él, no tanto como Zarza o Palacios a los que el mismo
Capitán ponía de ejemplo cuando había
que resolver algún ejercicio difícil.
Los pasaba al pizarrón y decía, por ejemplo: ―¡a ver Palacios, tú que te comes la caca a
puños y te sobra pa’repartir, enséñales a esta bola de bueyes cómo se resuelve
este ejercicio!
―¡Calma!
¡Calma! ―dijo la Chayota, todavía callando a los que seguían platicando y
riendo.
―Ahorita
les doy la bendición, pero antes, quiero que hagamos una oración muy especial,
quiero que oremos por México, quiero que
oremos por Chiapas. Estamos muy cerca de un estallido social de dimensiones inimaginables,
estamos a punto de una guerra.
En ese momento sí se hizo un silencio total.
―¿Cómo, una guerra? ¿En Chiapas? ¿Por qué? ―Nos preguntábamos todos.―¿Contra quién?
¿Quién es el enemigo?
―La
injusticia, la explotación, los abusos, han llegado a su límite, ―continuó la
Chayota. ―La gente está harta y ya se han organizado, están a punto de
levantarse en armas.
Nos miramos
unos a otros, no podíamos creer lo que
escuchábamos, algunos pensamos que se trataba de una broma, era clásico en la Chayota que luego de engañarnos con algo
salía con su ¡eeeee, no es cierto, me los maméeeee!, pero esta vez no era mamada, hablaba en serio, la
gente de Chiapas estaba a punto de tomar las armas.
―Hemos visto movimientos en la selva, ―continuó
Gonzalo, así se llama la Chayota.
―Gente armada, transportando cosas, ropa verde
tipo soldado, botas, rifles͙ ¿verdad Fóforo? ―agregó el cura como dándole
fuerza a sus revelaciones.
―¿Y para cuando crees que se armen los putazos? ―preguntó el
Huesos.
―No creo
que el estallido tarde más de seis meses, la guerra ya está muy cerca.
II
Roy Kaplan
contemplaba el mar de un tono azul-verdoso desde el cómodo sillón de su
despacho en el quinto piso del Triton Tower Condominium en la Collins Avenue de
Miami. Era el encargado de coordinar las operaciones de agentes encubiertos con
el objetivo principal de desestabilizar gobiernos en América Latina. Esta
oficina había heredado las misiones que en los años 60 correspondieron a la
JMWAVE, ese era el nombre en clave de la operación secreta del gobierno de los Estados Unidos que había
sido utilizada como el núcleo desde donde se manejaba la Task Force W, una
unidad de la CIA creada exprofeso para la operación Mangosta267 la cual se
encargaría de derrocar al gobierno comunista de Fidel Castro Ruz en Cuba.
Una de las
acciones que se contaban en el historial de la JMWAVE era la fracasada invasión
a la isla en Bahía de Cochinos apoyada por los Estados Unidos en 1961. La
JMWAVE nació en la antigua oficina de la CIA en Coral Gables, cerca de donde
ahora se encontraba el centro de operaciones de Kaplan.
Fue en la
época de Ted Shackley entre 1962 a 1965 cuando la estación alcanzó su apogeo. Tal
vez el enorme reconocimiento que se le concedió se debió a que fue Shackley
quien estuvo al frente de la oficina durante la crisis de los misiles.
Kaplan
admiraba el paisaje y escuchaba música recostado en su sillón con los pies
encima del escritorio, esperaba la llegada de Javier Montijo, un agente que
había estado operando en México infiltrado en algunos movimientos de izquierda.
Montijo había
participado en el Consejo Estudiantil Universitario de la UNAM que se
constituyó el 31 de octubre de 1986 para protestar y detener las reformas
propuestas por el Rector Jorge Carpizo. También había participado en la huelga
general del Instituto Politécnico Nacional, siempre al lado de los cabecillas
promoviendo las acciones vandálicas por un lado y espiando a los integrantes
más destacados de estos movimientos para registrarlos de manera secreta en la
embajada de Estados Unidos en México. Además, había estado inscrito en la Universidad
Iberoamericana de la Ciudad de México en la licenciatura en comunicación, desde
ahí establecía contacto con distintos medios y periodistas al servicio del
régimen, fue en esta época cuando incluso había trabajado en una de las
agencias noticiosas propiedad de Jacobo Zabludovsky.
Bajo el
pretexto de promover la radio comunitaria, Montijo se había ofrecido como
voluntario para trabajar en vacaciones en Radio Huayacocotla, la estación
jesuita dirigida por Abelardo Céspedes S.J. a quien de cariño sus amigos le
decían El Flash. Iba en calidad de alumno practicante de la Ibero, pero su
misión en realidad era sabotear el trabajo del Flash y su equipo pues la
influencia de la radio jesuita en la zona de la Huasteca ya era considerada
preocupante por parte del Gobierno de Estados Unidos que en varias ocasiones
había instado al Gobierno de México para que censurara y acabara de una vez con
esa estación de radio.
Radio
Huaya, como la conocen los habitantes de la región, hacía llegar su señal a más
de 2 mil comunidades repartidas entre la Sierra Madre Oriental y la Huasteca
abarcando los estados de Hidalgo, Veracruz, San Luis Potosí, Puebla, Querétaro,
Tamaulipas y Estado de México.
Su programación daba inicio a las 6 de la mañana en punto y dejaba
de transmitir a la diez de la noche, su señal podía ser sintonizada en el 105.5
de FM con una potencia de 10,000 watts, la transmisión se hacía en español,
náhuatl, otomí y tepehua. Agentes del gobierno mexicano, en más de una ocasión,
al no entender el lenguaje de la transmisión, habían intentado clausurar la
estación acusando a los jesuitas de transmitir mensajes cifrados para grupos
rebeldes.
Desde su llegada, Montijo buscó hacer contacto
con los principales caciques de la región, salía de la comunidad y su ausencia
duraba muchas horas, al regreso justificaba su tardanza diciendo que andaba
reconociendo el lugar y que gustaba de la meditación alejado de distractores
cotidianos.
Fue en esta
estancia en Huayacocotla cuando Javier Montijo supo que Radio Huaya era una
obra de Fomento Cultural y Educativo A.C., una asociación civil sin fines de
lucro que funcionaba gracias al apoyo y participación de ciudadanos,
campesinos, fundaciones nacionales e internacionales, así como donantes
individuales priorizando cuatro ejes fundamentales: Vivir los ejercicios
espirituales y el discernimiento, caminar acompañando a los excluidos,
priorizar el acompañamiento a los jóvenes y cuidar la casa común.
Su paso por
Huayacocotla también sirvió para conocer al director de Fomento, Saturnino
Cobián, S.J. En la visita que realizó Cobián como parte de las que por rutina
realizaba a cada una de las obras de su organización, Montijo se las arregló
para tener una larga conversación con él. Su habilidad para el espionaje y su
facilidad de palabra le sirvieron para enterarse de las otras obras de Fomento,
los directores de cada una, la misión encomendada y los obstáculos que tenían
que enfrentar para cumplir con ella. Fue así que se enteró que en la misión de
Bachajón, en el corazón de la selva lacandona, estaban pasando por graves
problemas, uno era el hostigamiento que sufrían por parte de los grupos evangélicos que cada vez eran más
numerosos, y la creciente complicidad de caciques locales con fuerzas públicas
para oprimir a los campesinos despojándolos de sus tierras y empujándolos a
tomar medidas violentas para defender sus derechos, lo que generaba una
creciente espiral de violencia.
Montijo
viajó a Bachajón, se hizo pasar por voluntario de una organización de
beneficencia norteamericana, propuso la
elaboración de un plan que contrarrestara los efectos de los evangélicos y la
formación de cuadros de resistencia civil a fin de evitar los abusos de las
autoridades. En un principio los misioneros de
Bachajón creyeron en su proyecto, pero hubo ciertos detalles que hicieron que
Eulalio Mounter S.J. superior de la casa de los jesuitas perdiera su confianza.
Mounter llevaba en la selva más de 40 años, lo mismo que el Padre Madrigal,
conocían a la gente, a la buena y a la mala, habían bautizado a muchos de los
que ahora eran sus detractores. Montijo había estado en casa de Pascacio, uno
de los líderes evangélicos que al mismo tiempo era comisario ejidal, pretendió
realizar algún trato indebido, asunto del que se enteró la madre de Pascacio
que era muy allegada al Padre Madrigal, la señora platicó lo que había
escuchado suplicando que se guardara el secreto. El Padre Madrigal puso al
tanto al Padre Mounter quien pudo advertir al resto de la comunidad jesuita del
peligro que corrían con Montijo. Fue así como dos jesuitas de la comunidad, El
tigre Martínez S.J. y J’Xel comenzaron a vigilar los movimientos de Montijo y a
ser sumamente discretos en sus comentarios y actividades misioneras. Montijo ya
había registrado bastante información sobre las actividades del Tigre y de
J´Xel, información que utilizaría para acusarlos de acciones subversivas. El padre Mounter acabó por expulsar a Montijo
de la misión.
III
Esa noche
invité a J´Xel a mi casa, sabía que no le gustaba mucho hospedarse con los
jesuitas, siempre que llegaba a Puebla se quedaba con mi mamá o conmigo.
Estábamos platicando sobre los sucesos de la comida de nuestra generación
cuando sonó el teléfono. Ángela, mi esposa, tomó la llamada, era Mela.
―¡Comadre,
que gusto! ―dijo Ángela, e inició la conversación entre comadres, al cabo de
algunos minutos, llamó mi atención el tenor de la plática aunque sólo escuchaba
la voz de Ángela.
―-Sí comadre, las cosas se pueden poner feas, dile al
compadre que se cuide… Pues ojalá le den su cambio a Santa Lucía, Tuxtla está muy lejos, qué hacen hasta allá… Sí, vino a Puebla… Acaban de regresar de su
comida… ¿Quieres hablas con él?
Y Ángela dirigiéndose a J´Xel le pasó el teléfono.
―Es Mela, quiere hablar contigo.
―Bueno… sí, llegué ayer͙… tranquilo, todo bien͙. ―Por
qué dices que me cuide? Siempre me cuido͙… no, no, no, nada que ver͙ yo no ando de revoltoso, mi trabajo es pastoral͙.
―Si, pero ¿qué quiere decir que me
tienen detectado?... ―¿Lista Negra? ͎ ¿de quién? … ¿Vigilado?... ―A ver dime,
¿que estoy haciendo
ahorita, cruz o cuernos?... ― Jajajaja, ya ves, no me tienen detectado… ―No
tengo armas, mi única arma es un rosario y un crucifijo… ah, y un misal. ―Sí,
no te preocupes, voy a pasar la navidad en las comunidades, allá me necesitan.
―No, no puedo venir para año nuevo, allá también lo voy a pasar… ―Ya te dije que no te
preocupes, no pasa nada, sé cuidarme… ―Órale ͙ Dile a Pablo que no se preocupe, no me meto en líos. Que me borre de la lista… ―Jajajaja͙ Sale ͙
Nos vemos … ―Tú también… ―Sale te mando
la bendición por teléfono.
J´Xel hizo los ademanes de una bendición y colgó.
―Que me
tienen detectado, dice Pablo, que tienen una lista de la gente revoltosa de
Chiapas… hazme el favor, yo en su lista
negra, no sé de donde la sacaron.
El
comentario de J´Xel nos preocupó, Pablo era el comandante del escuadrón aéreo
202 operando en la Base Aérea Militar N°6 Terán, cerca de Tuxtla Gutiérrez y
tenía información de primera mano de la SEDENA. ¿Qué hacía J’Xel en esa lista?
Porque Pablo, con eso no bromeaba.
J´Xel
regresó a Chiapas al día siguiente, el 18 de diciembre ya no tuvimos
comunicación con él, ¿Tuvo algo que ver en el levantamiento armado del 1 de
enero? ¿Sabía que se produciría exactamente ese día el levantamiento
pronosticado por la Chayota? ¿Por qué se adelantó el levantamiento si
calculaban que sería en cosa de seis meses?
IV
―Adelante,
pasa y siéntate. ―Fue la respuesta que Kaplan dio a Montijo cuando éste último
llamo a la puerta.
―¿Tomas algo? ―preguntó Kaplan.
―No, Gracias. Estoy bien. ―Contestó Montijo.
Kaplan se
levantó, y mientras se servía un wiski, lanzó en frío una pregunta.
―¿Y bien,
cómo va la operación máscara?
―Todo está listo, ya recibieron las armas y Sebastián ya
tiene el dinero, en estos momentos deben estar entregando los otros materiales.
―Respondió Montijo mirando al mar, y continuó explicando.
―Conseguimos
las armas viejas que nos encargaste, algunas ni siquiera disparan, son las que
deberán portar los primeros contingentes, es parte de la estrategia de la que
hablamos la vez pasada, debe parecer un grupo de indios mal armados y mal
vestidos, que demuestren el abandono y la desesperación de la gente, ya sabes,
los verdaderos necesitados no se levantarían en armas jamás, se conforman con
las miserias que les da su pinche gobierno.
―Pero a
todos les tocará su parte, ¿verdad? No quiero reclamos, mucho menos que se
rajen y nos echen a perder la operación ―puntualizó Kaplan.
―No hay pedo, todo está asegurado, paliacates y pasamontañas para
todos, botas también, usadas, las que mandó el General Perry, las que tenían en
el fuerte Rucker en Alabama, hasta los malditos negros son patones, realmente
fue difícil conseguir tallas chicas, esos pinches indios tiene las patitas como
de niño. ―Contestó Montijo. ―Además, son chaparros, prietos y feos remató con
un comentario aún más racista.
Roy Kaplan
regresó a su asiento, dio un pequeño sorbo a su bebida, la saboreó unos
instantes y con cierta parsimonia reanudó la plática.
―¿Patrocinio
está al tanto de todo? ―preguntó Kaplan por el secretario de gobernación.
―Sí, claro
― respondió Montijo―.
―Él se
encargó de preparar el terreno mientras estuvo de gobernador en Chiapas, de
hecho, el sugirió que la operación en la selva la coordinara Sebastián, y que
sea él la figura que dará la cara como líder del movimiento.
Montijo
soltó una risa burlona.
―Bueno, no
dará precisamente la cara, porque la llevará tapada.
Montijo se
puso de pie y mirando al mar, agregó:
―Patrocinio
confía un chingo en la hermana de Sebastián, ella ha militado mucho tiempo en
el partido oficial, compañera de tranzas de Patrocinio, también participó en
ciertos negocios con Beatriz cuando fue gobernadora.
Girando un poco hasta quedar de frente a
Kaplan continuó.
―De todo
está enterado Salinas y su gabinete, cada quién conoce muy bien su papel, el
aparente conflicto durará unos cuantos días, luego vendrán las negociaciones de
paz, mientras, de manera paralela arrancará el TLC y se afianzarán los
proyectos económicos pactados, y en menos que canta un gallo, vendrán las
elecciones, el triunfo de Colosio está garantizado.
―Y la continuidad de los programas bilaterales, por supuesto.
―Concluyó Kaplan con una amplia sonrisa.
V
Tal como
estaba planeado, los combates duraron pocos días, el diez de enero la
presidencia de la república nombró un comisionado para la reconciliación en
Chiapas, el doce el gobierno federal decretó de manera unilateral el cese al
fuego. Aunque la tensión siguió en los Altos de Chiapas, la guerra de baja
intensidad, es decir, la represión gubernamental sin que existiera una guerra
formalmente declarada se prolongó por muchos años más. El 21 de febrero de 1994
inició el diálogo por la paz entre el EZLN, el comisionado para la
reconciliación y el obispo de San Cristóbal de las casas, la sede fue la
catedral de San Cristóbal.
La campaña
presidencial había arrancado con el clásico recorrido por todo el país del
candidato oficial, y sorpresivamente el 23 de marzo Luis Donaldo Colosio fue
asesinado en Tijuana, la versión gubernamental acabó por decir que se trató de
un asesino solitario, un tal Mario Aburto, pero el rumor de que el responsable
del asesinato fue su propio partido encabezado por el presidente se regó por
toda la nación, había que cumplir con los compromisos pactados, y al parecer,
Colosio no era garantía para hacerlo.
El tema
nacional era el asesinato de Colosio, las especulaciones sobre los motivos para
acabar con su vida estaban a la orden del día, que si lo eliminó el presidente
porque no quería seguir la línea trazada, que si se trató de un loco solitarios
que estaba ansioso de protagonismo, que si el discurso incendiario que había
pronunciado Colosio días antes, que si había sido una orden directa del Gobierno
de Estados Unidos con mediación de la CIA, etc. Había que bajar el tono del
escándalo, y un escándalo se combate con otro, Marcos era el pretexto perfecto,
había cautivado a la ciudadanía con sus declaraciones, su forma de escribir, su
personalidad misteriosa, todo mundo quería saber qué rostro se ocultaba detrás
del pasamontañas y el gobierno aprovechó el morbo popular para distraer la
atención concentrada sobre el asunto Colosio.
Me
encontraba en mi oficina ubicada en la calle de Compostela 4701 en la ciudad de
Puebla, eran las 7 de la noche aproximadamente del viernes 8 de abril de 1994,
de pronto me avisaron que me buscaba un amigo, era Casti, un compañero más de
la generación IMO 73, me acerqué a la puerta.
―Pasa ―le dije―. Qué milagro, siéntate.
Lo veía
raro, angustiado, un poco colorado. Casti se sentó, traía un periódico bajo el
brazo.
―Mira lo que publicaron hoy.
Extendió la
mano y me enseñó el periódico, era el SUMMA, un periodiquillo de muy mala
calidad, casi un pasquín cuyo presidente y director general era Jacobo Zabludovsky,
el gerente general era Alberto Ventosa Aguilera y el director un tal José
Antonio Pérez Stuart. El encabezado principal de la sección de economía,
política y cultura, cubriendo 6 columnas decía < “Marcos” es el jesuita
Jerónim. A modo de subtítulo se podía leer <Fue identificado por un grupo
especial del gobierno>. Aparecía una fotografía del subcomandante Marcos de
frente y junto la de Jerónimo de perfil, borrosa, obtenida de un video que le
fue tomado en una misa en la basílica de Guadalupe varios años antes.
―¿Ya viste, Mostro? dicen que Marcos es el Fóforo. ―Comentó Casti
y se me quedó mirando.
―¡Cómo
crees! ―le respondí― -¡no se parecen en nada!, Marcos es alto, Fóforo chaparro,
dicen que Marcos tiene ojos claros, el Fóforo los tiene oscuros, además el
Fóforo cojea, nunca quedó bien del accidente aquel que tuvo cuando lo
atropellaron yendo en moto. ¡Qué no mamen!
El artículo
describía la supuesta manera en la que descubrieron su identidad, un
pseudo-periodista fue a Chiapas, dijo que lo siguió y fue así como lo
descubrió, nunca hubo agentes de gobierno tal como lo declaraba el artículo.
Algunas semanas después supe que ese periodista fue detenido por gente de las
comunidades y estuvieron a punto de lincharlo.
En las
páginas interiores, SUMMA aseguraba que Marcos era un sacerdote de 36 años, más
o menos la edad del Fóforo, que la personalidad se descubrió mediante un
operativo del CISEN llamado “Operativo Identidad” y que un agente especial se
había infiltrado en el EZLN.
El colmo de
la conjura mediática al servicio del gobierno la descubrí esa misma noche en el
noticiero de MVS. Luego de leer las mentiras publicadas por SUMMA, sintonicé la
radio, acostumbraba hacerlo, cada mañana escuchaba “Para Empezar”, lo hacía en
el coche de camino al trabajo y seguía escuchando las noticias al llegar a mi
oficina. Grande fue mi sorpresa al escuchar a Carmen Aristegui dando por
verdadero lo que había publicado SUMMA, Pedro Ferriz, con el desplante
descalificador que lo caracteriza dijo algo así: “Marcos es el jesuita
Jerónimo. ¡claro, es un jesuita, tenía que ser un jesuita! Los jesuitas siempre
metiéndose en líos, siempre de revoltosos”. Solórzano, sin tener evidencia
alguna, avaló lo dicho por sus colegas. Al otro día, casi todos los periódicos daban
por verdadera la nota. Algunos agregaban que Jerónimo se había escondido, que
la PGR lo buscaba, y más notas en ese tono.
De
inmediato, la provincia mexicana de la Compañía de Jesús desmintió la
publicación de SUMMA, envió un informe a la Presidencia de la República de las
actividades realizadas por Jerónimo en los últimos años acompañado de
evidencias para demostrar la veracidad del informe. Además, procedió con una
demanda que jamás llegó a un buen fin, creo que desaparecieron el expediente.
El 2 de
mayo, Jerónimo envió una carta alsubcomandante Marcos:
Muy respetable subcomandante Marcos:
He leído en alguna página de la historia, en la que ud. tal vez
haya escrito algunos caracteres, que el camino de la verdad lleva siempre
aparejados grandes sacrificios, desprecios, calumnias, acusaciones falsas,
ataques e incluso la muerte… … Dicen
haber encontrado enormes semejanzas entre usted y este interlocutor. Tan parecidos -dicen-, como una gota de agua se parece
a otra. Se basaron -dicen-, en las investigaciones de un equipo
especializado, lo infiltraron a usted, lo siguieron, hicieron comparaciones de
voz y físico en videos y fotografías, y todo les llevó a concluir que “Marcos” es el jesuita Jerónimo. Intuyo que su
sonrisa y la mía, esas sí, debieron haber sido parecidas. Como decían los
antiguos “el gran monte rugiente dio a luz, por fin, un pequeño ratoncito”…
… No hace falta ahondar en las diferencias físicas… esas son las
que menos interesan. Pero si ni siquiera esas diferencias se pueden comprender,
¿cómo comprenderán las de fondo? ¿Cómo podrán comprender lo que verdaderamente
nos hace diferentes, y más todavía, lo que verdaderamente nos acerca y nos
podría hacer semejantes?... …Subcomandante Marcos, le ruego comunique ud. mis
respetos a los hermanos indígenas y mis más profundas esperanzas de que la
justicia llegue pronto a sus
comunidades para que se dé una paz auténtica y que el
aliento de vida que tan celosamente han guardado en sus corazones produzca
abundantes frutos de justicia, de amor y de alegría.
Fraternalmente
Jerónimo Hernández S.J.
VI
La denuncia por difamación interpuesta por la Compañía de Jesús
contra Jacobo Zabludovsky y sus periodistas
nunca progresó a pesar de que no solamente se trató de una calumnia, sino que
además pusieron en riesgo la vida de un misionero jesuita, con esta inacción de la
justicia, quedó demostrado que los agentes del sistema son intocables.
J´Xel y la Chayota siguieron su trabajo pastoral por muchos años,
en 1997 ambos fueron acusados falsamente una vez más, esta vez de haber
participado en una agresión contra policías municipales,
dijeron que fueron los autores intelectuales y que en esa agresión habían muerto cinco
policías, jamás aparecieron los cadáveres, fueron enviados al penal de Cerro Hueco en Tuxtla
Gutiérrez y torturados durante el traslado, permanecieron encarcelados en la
sección de reos peligrosos más de una semana, se comprobó su inocencia y salieron
libres, pero nuevamente nadie fue castigado por ese atropello. Años más tarde, Gonzalo
fue enviado a otras misiones y finalmente fue nombrado párroco de la iglesia La
Sagrada Familia donde ejerce su ministerio hasta la fecha. J’Xel continuó en Chiapas hasta mayo
de 2013, fecha en la que sufrió un accidente vascular cerebral y dejó de ser
responsable de la pastoral indígena, aunque está asignado a una comunidad jesuita en la ciudad
de México, no tiene un lugar fijo, se dedica a visitar amigos y familiares.
Mariano siguió como médico del estado mayor presidencial, fue
médico personal de los presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox, se jubiló
siendo general de brigada. Pablo continuó su carrera militar como piloto de la
Fuerza Aérea Mexicana, fue director de la Escuela Militar de Aviación, agregado
militar en el Reino Unido y comandante de la Base Aérea Militar
Número 1 conocida como Santa Lucía entre otros cargos de importancia. Se
jubiló con el grado de General de División en 2019.
La operación máscara cumplió su cometido, los gobiernos neoliberales
desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto desmantelaron la
infraestructura que le daba cierta independencia al país, privatizaron todo lo que
estuvo a su alcance, Pemex, CFE, educación, minería, etc. y lo pusieron en
manos de extranjeros.
El EZLN nunca liberó a nadie, no combatió a nadie, nunca tuvo
alcance nacional, se mantuvo en silencio durante muchos años y sus comandantes
y subcomandantes con bajo perfil, las pocas apariciones en público sirvieron
para constatar que efectivamente eran parte del sistema gobernante, fueron los encargados de
enmascarar las verdaderas intenciones del gobierno mexicano y las empresas
trasnacionales apoyadas por la CIA.
[1] Tatic en
tzeltal significa “Padre”.
[2] Pasar la masa en el ambiente militar significa
chismear.






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