jueves, 6 de junio de 2024

El triste destino del bergantín "Guerrero"

 

El triste destino del bergantín “Guerrero”



Un cuento de Oscar E. Hernández López para conmemorar el 200° aniversario de la Armada de México

Las primeras luces del amanecer se reflejaban en las tranquilas aguas de la bahía de Nueva York. Aquella mañana, un flamante bergantín pintado de negro con la bandera mexicana izada a toda asta se deslizaba sobre el mar abandonando el puerto e internándose en el Océano Atlántico con rumbo al sur. Era uno de los últimos días del mes de abril de 1824 y, para fines de mayo, debería reunirse en Veracruz con el resto de la escuadrilla que se encargaría de defender la soberanía de la nueva nación vigilando el litoral del Golfo de México.

            Ese bergantín estaba equipado con 22 cañones y había sido construido en el astillero Henry Eckford de la Armada de los Estados Unidos, llevaba por nombre “Guerrero” y el mando lo ejercía del recién nombrado Comodoro David Porter.

            Al declararse la independencia de México, el poder ejecutivo recayó en la Junta Provisional Gubernativa que eligió como presidente a Iturbide y lo declaró Generalísimo Almirante, título que le otorgaba el mando de las fuerzas de tierra y mar. Muy pronto, el 4 de octubre de 1821 se crearon cuatro ministerios, uno de ellos fue el de Guerra y Marina lo que significó el nacimiento de la Armada de México recayendo el nombramiento de ministro sobre Antonio de Medina Miranda, antiguo oficial de la marina española.

            Los primeros años del México independiente se caracterizaron por las luchas internas que llevaron a la abdicación del emperador Agustín de Iturbide quien dejó el poder ejecutivo en manos del triunvirato formado por Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria. El último reducto español se resistía a reconocer la independencia de la Nueva España que ahora se llamaba México se había atrincherado en San Juan de Ulúa por lo que el gobierno necesitaba crear una fuerza marina para combatir a esa resistencia y expulsarla definitivamente del País.

Reunidos en el gran salón de Palacio Nacional, el Supremo Gobierno, así se hacía llamar el triunvirato gobernante, en compañía del secretario de Guerra y Marina acordaban las estrategias para ejercer la soberanía en todo el País.

―¡General, necesitamos buques y armas para acabar con la resistencia en San Juan de Ulúa y echar de aquí a esos malditos gachupines!  ―La voz de Guadalupe Victoria, sonaba enérgica, pero también denotaba un dejo de preocupación―. ¡El General Lemaur amenaza con continuar los bombardeos sobre Veracruz y no hemos podido derrotarlo combatiendo desde tierra!

―Señor secretario, encárguese de la adquisición de todo lo necesario para acabar con Lemaur y sus soldados. ―Secundó Nicolás Bravo.

―El ministro Mariano Michelena partirá para Inglaterra con el fin gestionar la compra de tres buques de guerra. ―Respondió el General Joaquín Herrera, nuevo secretario de Guerra y Marina―. Pero antes necesitaremos su reconocimiento como nación independiente de España.

La marina mexicana no contaba con buques y mucho menos con personal marino incluyendo comandantes. El ministro plenipotenciario de Estados Unidos en México, Joel Poinsett, no dejaba escapar oportunidad para intervenir en asuntos de la competencia exclusiva de los mexicanos.

―General Victoria, tengo el gusto de presentar ante su excelencia al Capitán de Navío David Porter, experimentado marino que ha prestado invaluables servicios a mi país, es el oficial de quien le hablé y que podría ser de gran ayuda para su proyecto marítimo nacional.

Porter, chocando los tacones y ofreciendo un saludo militar agregó:

―Excelencia, estoy al tanto de sus planes ―bajó la mano con la que había saludado y continuó―, estoy dispuesto a hacerme cargo de la defensa y vigilancia del litoral mexicano de Golfo de México.

Diez días después, habiendo formalizado su renuncia como Capitán de la marina de Estados Unidos, Porter asumió la comandancia de la escuadra mexicana. Una de sus primeras acciones como Comodoro de la naciente Armada de México, fue la de traer un bergantín de Estados Unidos que zarparía de Nueva York con tripulación incluida.

La tripulación del Guerrero constaba de 60 marineros de diversas nacionalidades, había estadounidenses, ingleses, irlandeses y suecos. Aunque la tripulación no estaba completa, sí era suficiente como para llevar al bergantín a Veracruz. Porter había contratado a la tripulación en Nueva York, la mayoría de ellos eran inmigrantes que, al no encontrar un trabajo que cubriera sus expectativas, habían aceptado un contrato que prometía una paga aceptable y una vida acorde con su espíritu aventurero.

Kacper Kowalski limpiaba la cubierta del Guerrero, vestía pantalones guangos, amarrados a la cintura con un grueso mecate de algodón que alguna vez fue blanco y una gorra tejida de estambre azul, su fuerte musculatura cubierta de sudor mostraba una tonalidad cobriza causada por el exceso de exposición al sol, sus pies descalzos mostraban la blancura original de su piel.

El sol brillaba en el cenit. Kowalski interrumpió su faena cuando escucho la voz del sueco Asbjörn Karlsson que desde su puesto de vigía en la cofa del barco gritó a todo pulmón:

―¡Veeraaacruuuz!…   ¡Veraaacruuuuz a la vistaaaaaa!

Porter reunió a su tripulación en cubierta, Veracruz no se parecía a Nueva York y era preciso tomar algunas medidas debido a la situación particular por la que atravesaba el puerto mexicano.

 

―¡Prohibido deambular por la ciudad, y mucho menos pasar la noche en el puerto, solo podrán bajar del barco quienes cuenten con mi salvoconducto y con el estricto control del vigilante en turno! ―Porter cuidaba con esmero exagerado la salud de su tripulación―. ¡Los moscos que transmiten la fiebre amarilla no respeta a nadie, la disentería tampoco, no tomen agua ni coman en la calle!

Las enfermedades tropicales se habían convertido en una tremenda epidemia, las víctimas que cobraba eran mayoritariamente extranjeros y mexicanos del altiplano que bajaban a Veracruz.

­            ―¡Cieślak y Lundgren, ustedes organicen la guardia, será relevada cada 24 horas, elijan 6 marinos para cada día, Cieślak, comienzas tú, de inmediato! ―Con estas órdenes, la tripulación del Guerrero iniciaba su nueva vida en territorio mexicano.

Además de contar con el bergantín Guerrero, la escuadrilla estaba integrada por la fragata Libertad, los bergantines Bravo, Hermón, Victoria y un viejo buque que se había llamado Asia y fue rebautizado como Congreso Mexicano, pero ya estaba bastante deteriorado como para utilizarlo en combate, el uso que a Porter se le ocurrió darle fue el de convertirlo en barco-prisión.

David Porter se preparaba para combatir en el mar, mandó calafatear los cascos de todos los buques de la escuadrilla, ante la falta de personal mexicano preparado para los mandos marinos, puso al frente del bergantín Guerrero a su sobrino David Henry Porter y nombro como oficiales a Carlos E. Hawkins, a Alejandro Thompson y a sus propios hijos David Dixon y Thomas.

El Comodoro Porter era un militar celoso del cumplimiento de las leyes, adaptó las que él conocía y las aplicó rigurosamente, implantó una férrea disciplina e instituyó la instrucción militar para sus marineros. La estricta disciplina impuesta, pronto le causó problemas.

―¡Comodoro Porter, hay denuncias del uso indiscriminado que hace del rebenque para disciplinar a su gente, los azota con demasiada crueldad! ―El reclamo del coronel Pedro Landero llevaba una dosis de indignación―. ¡Le recuerdo que aquí no hay esclavos!  ¡La constitución prohíbe los castigos físicos!

―¿Y cómo carajos quiere que imponga orden y obediencia? ―respondió indignado el Comodoro―. ¿Acaso quiere que los corrija a besos?

El reclamo de Landero había irritado al Comodoro Porter, era cierto que había ordenado el azote de dos soldados del batallón de marina, el Capitán Miguel de Medina se había negado a cumplir la orden y había denunciado a Porter.

―¡En mis barcos mando yo, y la ordenanza vigente me lo permite! ―continuó furioso Porter―. ¡Y a ese capitancito llorón, mándenlo a un internado para señoritas… y a ver si no acusa a las monjas por obligar a las niñas a rezar de rodillas!

El conflicto trascendió a otros niveles. el General Rincón, arrestó al Capitán Miguel de Medina y para suavizar las cosas llegó a un acuerdo con Porter, Rincón relevó a la guardia de la fragata Libertad con la tropa de su batallón y envió presos a algunos oficiales que habían apoyado los reclamos contra su jefe, de esta manera, rápidamente se restableció el orden.

La guerra de México contra los españoles acantonados en San Juan de Ulúa con la esperanza de reconquistar las tierras del Anáhuac se había extendido hasta 1826 cuando por fin se logró la expulsión de los últimos soldados ibéricos, pero las rencillas continuaban en el mar.  México, en su defensa, hostilizaba a los buques españoles que navegaban por el Caribe con rumbo a La Habana atacando con la escuadrilla del comodoro David Porter.

España había establecido en Cuba su base de operaciones marítimas y pretendía tomar el control de la entrada del comercio internacional al golfo de México, y desde luego, de la entrada a Veracruz; la armada española era un obstáculo para el comercio y la soberanía marítima nacional. La misión de Porter era controlar la zona del Caribe, para cumplir con esa difícil misión eligió el mejor lugar posible para establecer su base de aprovisionamiento y, a la vez, vigilar la navegación por el Caribe. Aprovechando su origen estadounidense, el lugar elegido fue Cayo Hueso que, por añadidura, apartaba a sus marineros de las insalubres condiciones de Veracruz. La escuadrilla de Porter zarpó del principal puerto mexicano del Golfo en diciembre de 1826, la fragata Libertad iba armada con 40 cañones, los bergantines Hermón y Bravo contaban con 18 cañones cada uno y el buque Victoria estaba equipado con 20.

Cayo Hueso era la ciudad más austral que formaba parte del archipiélago de los Cayos de Florida ubicada a 233 km al norte de Cuba. Le pusieron ese nombre porque la isla estaba llena de huesos de los antiguos habitantes, había sido un cementerio y también había sido refugio de piratas, puerto de pescadores, mercado de comerciantes y playas atractivas para buscadores de tesoros. Fue territorio español hasta que, en 1821 mediante el Tratado de la Florida, Cayo Hueso paso a ser dominio de los Estados Unidos; por la importancia geopolítica de la zona la marina de este país construyó un fuerte y los marinos que acostumbraban cruzar sus aguas le llamaban el “Gibraltar del Golfo de México”. La base que usaba el Comodoro Porter había sido abandonada por la Armada de los Estados Unidos cuando construyó su nueva base a Pensacola.

           Aquella calurosa tarde de verano, Porter estaba sentado en un rincón del bar “La Langosta Bucanera”, disfrutaba su bebida favorita, acostumbraba tomar absenta, bebida que había llegado de Europa y se había vuelto muy popular entre marineros, piratas y bohemios. Porter vestía pantalón blanco y camisa azul marino a rayas.

Extrajo cuidadosamente de la bolsa delantera derecha del pantalón un pequeño saco de cuero lleno de monedas y lo colocó sobre la mesa. Minutos más tarde se acercó el camarero, era de aspecto rudo, cabello rizado y el rostro quemado por el sol, lucía barba arreglada con un bigotillo enchinado en sus extremos, llevaba ropa limpia y bien planchada y un delantal de lona gris. Colocó otro vaso con absenta sobre la mesa, un pequeño plato con terrones de azúcar, una cucharilla con un orificio y una jarra de agua. El cliente había solicitado la receta francesa, el camarero recogió disimuladamente el pequeño saco e inclinándose sobre la mesa, acercándose al Comodoro Porter, en voz baja susurró:

―Mañana antes del amanecer arribará un barco español, a las 5.30 aproximadamente, navega sin escolta.

            Las finanzas nacionales de México eran bastante malas por lo que no era posible hacer erogaciones para hostigar a los buques españoles, entonces el gobierno mexicano confió al Comodoro Porter la expedición de patentes de corso.

―¡Eeeeeyyyyyy, túuuu, el del rincón, yoo sée quién ereessss! ―Un marinero ya borracho por tanto alcohol barato ingerido, señalaba a Porter que saboreando su absenta levantó los ojos y no se inmutó.

―¡No molestes al Capitán! ―reaccionó de inmediato uno de sus acompañantes―. Con solo dar un grito esta cantina se llena de soldados, yo no quiero líos.

―!Pppssss siiii nnnnooo estoy hhhaaciiiendooo llioooo¡   Naaadaa mmáas  saaaludoo aaa mmiiii  ccaapiitttáaaann. ―Y tratando de hacer un saludo militar el marinero borracho, casi cae al suelo, lo que no sucedió gracias a que sus compañeros lo tenían bien sujetado.

―¡Usted perdone, mi Capitán ―dijo el otro acompañante―. No sabe lo que dice, ya está muy borracho, ahora nos lo llevamos.

Los dos acompañantes pasaron cada uno de los brazos del borracho por sus cuellos para facilitar su transportación y a un metro de la puerta, el borracho volteó y alzando la voz a nivel de grito se despidió:

―¡Aaadiioooosss  Caaaapiiittáaannn!  -hiippp- Saaluuudooos  alll Caaappiitttáaan  Hooppnnneerrrr,   elll ddeee  LLaaaa Moolleesttaadooraaa, yyooo esstuuuvvveee enn eessse bbuuuqueeee aallláaa eennn llasss agguaass deelll Mmeeediii  -hiippp-  tteerrráaanneooo.

Porter hizo un ademán alzando su vaso en señal de brindis.

La Molestadora había sido un buque que, con la Patente de corso del 19 de febrero de 1827, al mando del Capitán Carlos C. Hopner, había logrado muy buenos resultados, los rumores hablaban de que sus incursiones habían llegado hasta el mar Mediterráneo. Gracias a sus informantes, no fue difícil para Porter capturar barcos españoles e incorporar, algunos a su escuadrilla, otros fueron destruidos y otros más fueron enviados a Veracruz. En poco tiempo los barcos de Porter capturaron 24 buques mercantes españoles, entre los buques capturados se contaban un barco emblemático de Cádiz: el Hércules Gaditano.

―¡Señor Gobernador, los mexicanos están acabando con nuestra flota, urge fortalecer nuestra armada o acabarán por conquistar toda Cuba comenzando por La Habana! ―Ángel Laborde, Capitán de Navío y comandante del apostadero de este puerto exigía al gobernador Vives los fondos necesarios para hacer frente a la ofensiva de la escuadra de Porter.

―¡Disponga de los fondos que necesite! ―respondió el gobernador―. Repare y haga a la mar cuanto buque sea posible, no se detenga por cuestión de fondos.

Laborde se mostraba bastante molesto por la audacia de los barcos mexicanos que causaban grandes pérdidas al comercio español, la escuadra de La Habana se veía obligada a combatir no solamente a los buques de México, Colombia también aplicaba la misma receta de corso contra Cuba. Ángel Laborde hizo reparar sus barcos e inmediatamente salió a combatir a los buques mexicanos que navegaban en aguas cubanas, la potencia de la flota española era superior a la mexicana, contaba con más buques y mejor armados, la escuadra de Porter prefirió dirigirse a Cayo Hueso. Al utilizar este puerto como base y refugio de su escuadrilla, Porter estaba involucrando en el conflicto a los Estados Unidos, por esta razón, el ministro español envío una enérgica protesta al presidente John Quincy Adams quien, para suavizar la tensión, mandó buques a Cayo Hueso en plan de observación dejando ver cierta simpatía por su país vecino sin declarar abiertamente su favoritismo, el cual, era evidente. Tal simpatía era consecuencia de la recientemente publicada Doctrina Monroe la que, sin hacerlo explicito, incluía a la valiosa isla caribeña.

La escuadra española que comandaba Laborde había intentado bloquear la retirada de la escuadrilla mexicana en los cayos, pero no contaba con que Porter conocía muy bien esa zona, había perseguido piratas por todas las entradas y salidas de los canales, ya lo hacía sin consultar mapas lo que representaba una ventaja sobre el enemigo.

Porter y su flotilla habían regresado a Veracruz por un mandato del gobierno mexicano que había decidido abandonar las aguas cubanas. Por esas fechas, la efervescencia política alcanzaba nuevamente niveles de violencia, España no acababa de renunciar a perder el vasto territorio mexicano por lo que, hacia finales de 1827, los bergantines Hermon, Bravo y Guerrero fueron nuevamente enviados a incursionar en aguas cubanas, el Guerrero, por ser el buque que se encontraba en mejores condiciones fue alistado con la tripulación más competente, continuaba bajo el mando del Capitán David Henry Porter.

―¡Enemigo a la vista¡   ¡Buque enemigo a babor!  ―el vigía brincaba sobre la cofa pensando que así sus gritos se escucharían con mayor fuerza,

            Eran dos goletas españolas, la Marte y la Amelia, conformaban la escolta de 25 barcos mercantes que navegaban hacia la Habana.

―¡Giro a 75 grados a babor¡ ―ordenó Henry Porter―. ¡A toda vela!

La persecución de la escuadra mexicana provocó la dispersión del enemigo, los disparos del bergantín Guerrero fueron certeros, hicieron blanco y en poco tiempo las dos goletas de guerra españolas fueron abatidas, la persecución siguió hasta el puerto de Banes, las naves españolas perseguidas se refugiaron en las cercanías del puerto de Mariel.

La comandancia de la Habana, al ser notificada del suceso envió a la fragata Lealtad a combatir al bergantín Guerrero, la nave española contaba con 54 cañones y su tripulación constaba de 300 hombres, el Guerrero, contaba únicamente en 194 marineros y el Capitán David Henry Porter que al percatarse de la superioridad del enemigo trató de evadirla y regresar a puerto seguro.

―¡A toda vela, 120 grados a estribor¡―ordenaba el Capitán―. ¡Rápido, rumbo a Cayo Hueso!

La huida no se logró, la fragata Lealtad utilizaba sus 24 cañones colocados a babor, los cañones se alternaban para disparar de tal manera que el fuego era continuo, el Guerrero contestaba disparando sus cañones, pero su armamento era muy inferior en número y potencia, aun así trataba de responder y colocarse a la altura del enemigo, era una misión imposible.

―¡Perforaron el casco a babor! ― gritó un marinero.

―¡Hay fuego en la bodega! ―gritó otro.

Tras una hora de combate, el Capitán Porter vio que su buque sucumbía al feroz castigo español, el casco ya se encontraba en muy malas condiciones, las bajas eran enormes, ya solamente quedaban 40 tripulantes en condiciones de pelear. Ante lo desastroso de la situación, convocó a una reunión con sus oficiales.

        ―¡La derrota es inevitable! ―dijo el comandante con voz quebrada y gran nostalgia―. Vamos a rendirnos para salvar las vidas que sea posible.

Esperaba la respuesta de sus oficiales cuando una bala de cañón disparada desde la fragata Lealtad lo golpeó y arrastró al mar cayendo al agua sin vida.

El bergantín Guerrero se rindió, de inmediato fue abordado, el saqueo no se hizo esperar, lo que quedó del heroico bergantín fue remolcado con su tripulación en calidad de prisioneros.

Parecía un día de feria cuando la fragata Lealtad con su trofeo arribó a La Habana, era el día 13 de febrero de 1828, a pesar de que era miércoles, cientos de curiosos se aglomeraban en el muelle y no paraban de aplaudir.  Los españoles repararon el buque capturado el cual entró al servicio naval español bajo una nueva denominación, ahora llevaba el humillante nombre de “El Cautivo”.

El Comodoro David Porter ordenó a los oficiales de la marina mexicana portar, como señal de luto, un crespón negro en el brazo izquierdo, el luto duró treinta días.

jueves, 25 de febrero de 2021

RESEÑA DE "LA VIDA POR UN IMPERIO"

 





 

Reseña de una novela

Anamari Gomis, La vida por un imperio. México, Ediciones B, 2016. 195 páginas.

Por Oscar Ernesto Hernández López

Maestría en Literatura Aplicada

Comunidades Virtuales de Aprendizaje

Universidad Iberoamericana Puebla

 

Esta novela de la escritora mexicana Anamari Gomis, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, autora de ensayos como Ya sabes mi paradero (2002), Sellado con un beso (2005) y los Demonios de la depresión (2008), aborda un tema que ha causado controversia después de que el Segundo Imperio Mexicano sucumbió ante el triunfo juarista y se proclamó la restauración de la República. Pretende confirmar los rumores sobre el paradero de Maximiliano de Habsburgo que Rolando Deneke publicó en un artículo bajo el título El archiduque Maximiliano no fue fusilado: murió en El Salvador con 104 años y el nombre de Justo Armas (diario ABC, 2001) en el asegura que, debido a la fraternidad masónica, Benito Juárez no lo mandó al paredón, sino que le perdonó la vida y le facilitó la fuga.

El hilo conductor de la novela está en la búsqueda de la evidencia de que Maximiliano de Habsburgo no fue fusilado en el Cerro de las Campanas, se dice que el emperador hizo un pacto con el presidente Juárez y otorgó todas las facilidades para salir del país con el nombre falso de Justo Armas exiliándose en El Salvador donde pasó el resto de su vida hasta su muerte ya avanzado el siglo XIX. Anamari Gomís narra la historia de Fernanda, estudiante y ama de casa que, invitada por su profesor Segismundo Altamirano, un reconocido historiador y excelente investigador quien, además de entrado en años es un excéntrico personaje, realiza con él un viaje pleno de aventuras. Primero van a Cuba y después a Centroamérica. La justificación del viaje es confirmar que la verdadera identidad de Justo Armas es la de Maximiliano. La historia se desarrolla en 1987, las expectativas de Fernanda no se cumplen, el viaje le ocasiona la ruptura matrimonial y un preocupante bache económico.

Cuando leí esta novela hace unos 5 meses, pensaba en la frase que dice que la historia la escriben los vencedores, sin embargo, el lado de los perdedores también tiene intereses a los que responde la forma en que los derrotados narran los hechos; generalmente es la cúpula de éstos quienes lo hacen, de cualquier manera, vale la pena considerar su punto de vista, ayuda a equilibrar criterios. Esta novela es, en el fondo, un intento por reescribir la historia, encontrar la razón por la que coincidieron tantos hechos que podrían considerarse incluso misteriosos: la conformación de la guardia a la hora del fusilamiento del ex emperador, el mal diseño del ataúd en el que no cabía el cadáver del fusilado, las vicisitudes en su traslado que acabaron por “ennegrecer” el cadáver embalsamado que probablemente no reconocería ni su madre.  Lo habitual en los conflictos bélicos es narrar los hechos de armas, esos son los que captan la atención de los historiadores y cronistas, y quedan relegados en gran medida todos aquellos acontecimientos que constituyen la trama detrás de los primeros y, a falta de evidencias debidamente documentadas, surgen leyendas que emergen de rumores. Aunque se trata de una novela, y por supuesto que la autora se otorga la autoridad para fantasear y apartarse de la realidad, siempre debe existir un criterio de verosimilitud y un misterio que mantenga el interés el lector hasta llegar a un desenlace que no necesariamente es lo que éste espera, pero tampoco debe causar decepción. Para mi gusto, este es el caso, la novela tiene un final no esperado pero que no cumplió con mis expectativas. Obviamente no esperaba que se demostrara la identidad de Maximiliano detrás de la personalidad de Justo Armas, pero tampoco esperaba un final que aprecio como poco imaginativo.

El tema es enganchador y, aunque no se trata de la historia de los emperadores Maximiliano y Carlota ni mucho menos de una obra de los alcances de Noticias del imperio de Fernando del Paso, la personalidad de Maximiliano siempre cautiva, y tratándose del destino de su cuerpo, sobre todo de la posibilidad de que no haya sido fusilado, la hace particularmente interesante. La novela busca pruebas de la huida del emperador a El Salvador y, en medio de aventuras, amores y algo de brujería, deja ver el hilo que se sigue en una investigación histórica, Segismundo es “un viejo lobo de mar” en estos menesteres y Fernanda, aprendiz apenas, sigue fielmente los pasos de su maestro, sabe cómo trabajar una investigación con rigor científico, y lo va evidenciando a lo largo del viaje.  La autora busca en este trabajo lo que Jablonka (216) describe como escritura libre, justa y original al conciliar la creación literaria con la historia con ello se fortalece el aspecto científico de la investigación lo que contribuye a la comprensión no solo del pasado, ayuda a entender el presente.

 

La novela de Anamarí Gomís rescata una de las leyendas más populares del Segundo Imperio Mexicano, busca, a partir de datos poco conocidos, la hebra que la lleve a través de sus personajes a descubrir lo que ha permanecido escondido. Rascando en archivos particulares y conectándolos con tradiciones orales y leyendas populares busca las huellas que le permitan llegar a una conclusión razonablemente aceptable.

 



Otro de los argumentos que fortalecen la teoría del posible perdón a Maximiliano está en las solicitudes de clemencia para el archiduque de Austria que llegaron al presidente Juárez desde diversos personajes de la política mundial de esa época, hubo también solicitudes de sus defensores mexicanos como el coronel Miguel López que intentó negociar con el general Mariano Escobedo la salida de México del fracasado emperador

 La bibliografía sobre el Segundo Imperio Mexicano, poco resalta la participación de las mujeres a lo largo de esta época, es en este episodio en el que hay mayor presencia de ellas, destacan la petición de la Reina Sofía, madre del archiduque y la audiencia solicitada por la princesa de Salm Sal al presidente Juárez en San Luis Potosí, la distinguida dama imploró de rodillas el indulto para Maximiliano.

Aunque la novela La vida por un imperio busca develar el misterio sobre lo sucedido con Maximiliano después del Cerro de las Campana, la figura de la mujer protagonista de la historia no aparece, el ex emperador padecía disentería y por eso fue trasladado al exconvento de las Teresitas, pero nunca se hace referencia a ninguna monja, luego fue llevado al convento de las Capuchinas donde permaneció hasta el día de su fusilamiento, ni de casualidad se menciana a mujer alguna, se habla de que en el interior se instalaron soldados pero las mujeres siguen invisibles, hay referencias a personas concretas como el Eulalio Ortega, el jesuita Agustín Fisher, John Bahnsen, Mariano Riva Palacio, Federico Hall y Samuel Basch entre otros, pero  ninguna mujer aparece en la relación de las personas cercana al archiduque austriaco. Esta y otras novelas históricas sobre el Segundo Imperio Mexicano no hacen visible a la mujer que se sacrificó en la defensa de la patria, las que aparecen son las de la alta sociedad, las mujeres humildes, las mujeres del pueblo, incluso de la clase media no figuran, aunque su participación haya sido importante.

Esta novela sirve de modelo literario para recuperar un hecho histórico que, además de los datos debidamente documentados, toma una leyenda que fue creciendo en popularidad gracias a los rumores que circulaban en el pueblo. La narrativa histórica, como casi todos los ámbitos de la sociedad, ha estado dominada por una cultura patriarcal, el sesgo se nota en todas las actividades en las que se establecen diferentes tipos de relaciones entre los seres humanos, se impone en estas relaciones de poder, el criterio del más fuerte. Destinada al infortunio se ha fijado como un objetivo social, hacer visible a la mujer que, con su valentía, inteligencia y sagacidad, contribuyó a la causa con la que se identificó, arriesgándolo todo, incluso la vida.

Referencias

Gaulot, Paul. Expédition du Mexique 1861 -1867. Paris: Societé d’Editions Litteraires et Artistiques, 1906. Print.

Gomis, Anamari. La vida por un imperio. México: Ediciones B, 2016. Print.

Jablonka, Ivan. La historia es una literatura contemporánea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina, 2016. Print

Valdelomar, Rosa. “El archiduque Maximiliano no fue fusilado: murió en El Salvador con 104 años y el nombre de Justo Armas”. ABC [Madrid, España] 4 Mar. 2001: s.p. Web 16 Feb. 2021.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 30 de noviembre de 2020

ENTREVISTA CON LUCRECIA PÉREZ SALAZAR


Principal personaje de la novela Destinada al Infortunio 

(Indignación por el trato a la mujer en el siglo XIX)


En la novela Destinada al Infortunio Lucrecia Pérez Salazar es el personaje principal. Una mujer de la aristocracia poblana cuyo destino estuvo determinado por los hombres que la rodeaban, vivió en carne propia la problemática causada por la segunda intervención francesa. El día que Puebla cayó en manos de los franceses marcó el fin de su destino. Desesperada y frustrada por considerar que su vida había sido un fracaso, decidió quitarse la vida. Su testimonio lo recoge el siguiente podcast.




domingo, 29 de noviembre de 2020

INDIGNACIÓN POR LA INVASIÓN FRANCESA TECNOLÓGICAMENTE SUPERIOR


EL SITIO DE PUEBLA DE 1863 

 EL HOSPICIO

 El Hospicio en ruinas. La fotografía muestra el estado en que quedó el hospicio tras el bombardeo. Fotografía de Rafael Alatriste, pertenece a una colección de Jorge Carretero Madrid. Tomada del "Diario del sitio de Puebla" de Carlos Casarín, mediateca del INAH. [El sitio de Puebla (inah.gob.mx) ] A la derecha, el estado actual del edificio. La flecha señala dónde se encuentra la placa conmemorativa de la defensa heroica de Puebla. El bombardeo inmisericorde no respetó a nadie, en ese edificio murieron niños y mujeres indefensos. Los franceses eran armamentísticamente superiores. 


Templo de San Agustín. El templo bombardeado el 4 de abril de 1863 junto a la iglesia en su estado actual. La fotografía antigua es de Luis Garcés, tomada del mismo documento que la anterior. González Ortega fortificó templos y edificios. El primer regimiento de zuavos estaba formado por veteranos del 5 de mayo del año anterior y ardían en deseos de venganza. El cañoneo sobre San Agustín inició a las 5 de la mañana, la iglesia fue incendiada y permaneció en llamas hasta las 10 de la noche. La superioridad tecnológica francesa se impuso.




Quema de armas y parque. Vista de la batería de San Blas. Corresponde a la madrugada del 17 de mayo de 1863. Se representa el momento en que el Ejército de Oriente quema su parque y destruye el armamento. Imagen publicada en L'illustration. Jounal Universel.  1500 oficiales y jefes fueron hechos prisioneros. Quienes se negaron a firmar el compromiso de no atacar al invasor, fueron enviados a territorio francés. Algunos lograron escapar antes de ser embarcados, otros pocos lo hicieron en Europa. La novela Destinada al infortunio inicia con los hechos de esa madrugada.










sábado, 28 de noviembre de 2020

 

DESTINADA AL INFORTUNIO

La superioridad armamentística francesa: una invasión injusta

La novela se desarrolla en la Ciudad de Puebla en el siglo XIX. El destino de Lucrecia Pérez Salazar Rodríguez y Ledezma ha sido trazado por su padre pues el hombre con el que se casó y la vida que le tocó vivir no la eligió ella. Lucrecia amaba a un hombre de clase media, trabajador y honrado, pero no encajaba en el tipo de yerno que los padres de Lucrecia querían para ella, Mario Montaño no pertenecía a su clase social. Mediante la intriga, la complicidad de conocidos y a través del chantaje, lograron la separación de los enamorados y forzaron a Lucrecia a un matrimonio no deseado con un joven de la alta sociedad poblana: Juan Manuel Malpica y Ovando.  La aparente felicidad del matrimonio era en realidad un infierno para Lucrecia, aunque gozaba de una buena posición económica y social, la relación con su marido era fría y distante, los hijos que tuvieron fueron concebidos más por obligación que por amor, además, Juan Manuel estaba muy ausente, sus vínculos con personajes de la política mexicana hacían que casi nunca estuviera en su casa.

            La empatía que en un principio Lucrecia sentía por la gente del pueblo, fue desdibujándose con el tiempo y la costumbre, su cercanía al poder eclesiástico, político y militar la llevó a simpatizar con la causa conservadora, sin embargo, su hija María Luisa sí se mantuvo fiel a la causa del pueblo.

            Lucrecia enviudó cuando las tropas francesas llegaron a México, la superioridad armamentística permitió que el ejército más poderoso del mundo en ese momento, llevara a cabo una invasión injusta a los ojos del mundo que permaneció en silencio, no hubo pronunciamiento alguno en contra del Imperio Francés, la indignación por esta causa sublimó la conciencia nacional para la defensa de la patria, en palabras de Ignacio Zaragoza: "ellos son los mejores soldados del mundo, pero nosotros somos los mejores hijos de México", El ejército de Oriente ganó el 5 de mayo de 1862 pero fue derrotado en mayo del año siguiente mediante uno del sitio más crueles del siglo XIX.

        En la novela, Lucrecia se mantuvo cerca de los cuadros dirigentes del conservadurismo lo que le permitía disponer de información privilegiada. Como su hija María Luisa simpatizaba con la causa republicana y se dio cuenta de que no podía hacerla cambiar de opinión, simuló un cambio de parecer y aparentó cooperar con la República, en el fondo sí había simpatía por tal causa, fue así que se convirtió en una espía doble. Llegó a conocer los planes para combatir al invasor francés durante el sitio de Puebla de 1863. Ella y su hija mantuvieron estrecha comunicación con las mujeres de la guerrilla y ambas se relacionaron sentimentalmente con militares combatientes, Lucrecia con el general Forey, mariscal del ejército francés y María Luisa con el capitán republicano. Lucrecia fue apresada por los zuavos el día de la rendición de Puebla y acusada de traición por ambos bandos, ante tal situación decidió suicidarse.

          Esta novela muestra la indignación causada por una invasión injusta argumentando una deuda cuyo pago no se negaba, se pedía tiempo para hacerlo. La arrogancia francesa no permitió un arreglo como sucedió con Inglaterra y España. Francia, aprovechando su superioridad armamentística pues acababan de estrenar un nuevo modelo de rifle: el minié, lo más avanzado en tecnología de guerra en ese momento, pretendía establecer una colonia en la América continental.

        Para este trabajo, además, se va a indagar cuáles fueron esas posibles acciones de espionaje que se suscitaron en esa época realizadas por mujeres, quiénes estuvieron involucradas y resaltar la importancia de esas mujeres en las guerras del siglo XIX sobre todo en esta desventaja tecnológica frente a enemigos tan superiores. Existen leyendas y algunos datos poco conocidos de mujeres cuyos invaluables servicios permitieron, por una parte, prolongar el sitio mucho más allá de lo que sitiadores y sitiados esperaban y por otra, que los múltiples intentos de romper el sitio fracasaran. Las mujeres que tomaron parte activa en esta guerra lo hicieron en su mayoría desde alguno de estos dos grupos: La Chinaca Roja o republicana y La Chinaca Verde o conservadora.

            La novela Destinada al Infortunio pretende resaltar las condiciones sociales en las que vivieron mujeres de las clases alta y baja en la segunda mitad del siglo XIX, también quiere demostrar la manera en la que hicieron frente a los conflictos militares y políticos que aquejaban al país, sobre todo durante la intervención francesa 1862 - 1867

            Para la élite de la época, la mujer era la esposa, la madre y el sostén emocional de los hombres, se interesaban por la lectura de libros piadosos, el bordado y la moda. La clase socialmente baja trabajaba en su casa o en las calles procurando ganar algunos pesos que destinaban a la manutención de sus hijos, los alimentos y algún tiempo lo dedicaban a la atención del marido.

Guillermo Prieto escribió un poema al que tituló Trifulca. En él muestra cómo en el siglo XIX el sometimiento de la mujer era visto como lo más normal, las mujeres solteras mayores de edad tenían dos opciones, ingresar a un convento o depender de la familia hasta la muerte.  En aquella época se escuchaba una canción popular llamada La Chinaca Republicana, uno de sus versos dice así: "Soy tan libre como el viento, que va por la inmensidad, soy chinaca y mi contento es vivir en libertad".


LITERATURA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

 MEMORIA HISTÓRICA

 La memoria histórica puede definirse como memoria extendida en tanto relato que confiere sentido general a un periodo, el cual encuentra su fundamento en huellas y vehículos de reconocimiento del pasado, y las cuales son el producto de estrategias de dotación de sentido.

JOSE DARÍO ANTEQUERA GUZMÁN

jueves, 18 de agosto de 2011

BLOG DE OSCAR ERNESTO HERNÁNDEZ LÓPEZ

Bienvenidos. Esta es una de mis fotografías favoritas. Hermosa vista del interior de la catedral de Montreal, Canadá.










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